lunes, 18 de julio de 2011

8 - TIPOS DE EXTINTORES

Bueno; a estas alturas, ya sabemos cómo se produce el fuego, somos capaces de identificar su tipología en función de los elementos involucrados en su proceso, sabemos cómo se trasmite de un sitio a otro, sus fases, Etc.       Es decir se ha desmitificado a nuestros ojos, en gran medida ha perdido su elemento mágico y ya no es más que una reacción química previsible, fruto de la confluencia de diferentes factores, resultado que, al escapar de nuestro control catalogamos como incendio; como vemos no hay nada fortuito en ello, es la fatal consecuencia de numerosos despropósitos que podríamos haber evitado.
Una vez realizada esta afirmación fundamental  que no nos cansaremos de repetir por activa y por pasiva, pues de su asunción por el alumno depende en gran manera el éxito de este curso; también hemos visto (muy por encima) que disponemos de numerosos medios para paliar las consecuencias de los errores cometidos en la prevención del incendio, algunos muy sofisticados que escapan a nuestro alcance y otros mucho más simples de usar como son los extintores; sobre estos últimos profundizaremos un poco más en este capítulo.
Un extintor, matafuegos como se denominan en Argentina o extinguidor como se le llama erróneamente en algunos lugares de Centroamérica como derivación del vocablo inglés “extinguisher”, es un equipo portátil de extinción, que consta de un depósito relleno de un agenté extintor presurizado, un elemento difusor y una válvula que se activa de forma manual, equipo que solo es útil frente a conatos de incendio.      Un agente extintor por su parte es un compuesto químico que actúa sobre uno o más elementos del “tetraedro del fuego” neutralizándolos, dando como consecuencia la extinción del fuego.
Extintores hay de infinidad de tipos, según su destino frente a la tipología del fuego (A, B, C, D, K), pudiendo actuar frente a uno o varios tipos, también existen extintores muy específicos para situaciones muy concretas, como fuegos en centros informáticos, zonas con electrónica muy delicada, aviones, áreas con abundancia de G.L.P. u otros químicos peligrosos que reaccionan peligrosamente con otros elementos comunes (refinerías, pistas de aeropuertos, industrias químicas, etc.). Por tanto podremos encontrar equipos de agua, polvo químico polivalente, anhídrido carbónico, púrpura K, FM200, espuma, agente limpio, etc.  Todos ellos diferentes en su composición pero de similar forma de uso.
Para poderlos identificar de forma eficaz, sin tener que contar con conocimientos muy profesionales, existe la clasificación que hemos visto con anterioridad  y llevan en la superficie de su cilindro la identificación correspondiente a los fuegos para los que son más eficaces,  así tendremos extintores tipo A, B, C, D, K, AB, ABC, etc. Y por ello es tan importante poder catalogar con precisión el tipo de fuego ante el que nos enfrentamos y así elegir el extintor más adecuado.
 Por simplificar, nos vamos a ceñir a los tres tipos más comunes, los de polvo polivalente ABC, los de Anhídrido carbónico y los de espuma; el resto son básicamente similares, no obstante aconsejamos leer detenidamente las etiquetas instructivas adheridas al cilindro antes de usarlos y mejor aun antes de que lleguemos a necesitarlos alguna vez (prevenir).
1 – EXTINTORES DE POLVO QIMICO POLIVALENTE “A,B,C,”:
Son los más comunes y sirven frente a fuegos tipo A,B y C, contienen como agentes extintores más habituales nitrato amónico, compuestos de sodio o potasio presurizados con nitrógeno o anhídrido carbónico, que puede estar contenido en un botellín independiente, no son contaminantes ni peligrosos para la salud en las proporciones habituales, además no es buen conductor de la electricidad.
Viene en forma de polvo muy fino que al rociarse sobre los productos en llamas, crea una capa que dificulta el paso del oxígeno hacia los materiales combustibles por otra parte, al calentarse se descompone inhibiendo la reacción en cadena y absorbiendo el calor, puede usarse en el interior y exterior, posee el inconveniente que al ser un polvo sumamente corrosivo puede dañar los equipos delicados o los alimentos.
Poseen un manómetro que nos indica la presión del gas.

2 – EXTINTORES DE ANHIDRIDO CARBONICO:
También llamados de dióxido de carbono o CO2 presurizado; son especialmente indicados para fuegos B y C, con poca eficacia sobre fuegos tipo A; contienen anhídrido carbónico licuado que se gasifica al salir del extintor, al expandirse se enfría extremadamente por lo que hay que tener precaución con el chorro de gas.  El CO2 es un gas más pesado que el aire, por ello forma una película invisible sobre la superficie de los líquidos, dificultando el acceso del oxígeno al combustible; como el fuego necesita menos oxígeno que el ser humano, en grandes cantidades puede ser peligroso en espacios cerrados, no es buen conductor de la electricidad; al ser un gas, hay que tener presente que, en el exterior, la brisa puede apartarlo de la zona de fuego reduciendo su eficacia, es especialmente indicado para áreas de alimentos (cocinas donde los incendios más habituales son los tipos “B”), en zonas con presencia eléctrica (fuegos tipo “C”) o lugares donde haya equipos electrónicos o muy delicados, no son adecuados sobre equipos de radiología.
No llevan manómetro por lo que el estado de carga deberemos deducirlo por el peso, la manguera difusora termina en una corneta ancha que se hiela en el momento de la expulsión del gas con el riesgo de quedarnos pegada a las manos, por ello hay que sujetarla por la empuñadura de sujeción de la corneta.

3 – EXTINTORES DE ESPUMA:
Son aquellos que suelen contener un agente espumógeno y van presurizados, de forma que al salir del extintor expande unas diez veces su volumen, formando una capa de espuma acuosa que dificulta el acceso del oxígeno al combustible y enfría la zona de fuego; pueden ser conductores de la electricidad, son útiles sobre fuegos tipo A e ideales sobre fuegos tipo B, salvo en caso de hidrocarburos solubles en agua como alcoholes o acetonas, por lo que podemos encontrarlos junto a tanques de combustibles líquidos, pudiendo usarse tanto en interior como exterior.
Poseen un manómetro que nos indica la presión del gas.



miércoles, 13 de julio de 2011

7 - MEDIOS DE EXTINCION

Ya sabemos algunas cosas sobre el fuego, es hora de comenzar a desarrollar una clasificación de los medios que disponemos para combatirlo, teniendo presente que todos ellos se basan en los mismos principios de enfriamiento, sofocación, eliminación del combustible o interrupción de la reacción en cadena que hemos explicado en el capítulo nº2 y teniendo presente la tipología del fuego (A,B,C,D,K) desarrollada en el capítulo nº6.  Habrá muchos medios específicos que quizá se encuentren fuera de esta catalogación o que, a lo mejor, pertenezcan a varios apartados, este es un curso de iniciación y no pretendemos la precisión de un profesional, no obstante estamos dispuestos a atender a cualquier sugerencia que contribuya a mejorar este curso.
1º - Equipos móviles.
            Son aquellos medios, con mayor o menor autonomía, que cuentan con personal profesional para su manipulación, podemos poner como ejemplos los camiones de bomberos, aviones y helicópteros contra incendio o embarcaciones de extinción; si bien son ideales ante el fuego, no siempre están disponibles con la prontitud necesaria, más aún teniendo en cuenta la velocidad de propagación del fuego, que en pocos minutos pasa de conato a incendio de grandes dimensiones; por eso es tan importante que todo el mundo sepa actuar adecuadamente frente a un conato de incendio entre tanto llegan los profesionales del fuego.
2º - Equipos fijos.
            A este grupo pertenecen aquellos sistemas con los que se equipan edificios, barcos, aviones o maquinarias, que de forma automática o mediante la acción humana pretenden cubrir la eventualidad de un incendio.            Así pues dividiremos este grupo en dos.
2º,1º - Equipos manuales.
Aquellos en los que la intervención humana es fundamental para su eficacia, como ejemplo pondremos los B.I.E.s (Boca de Incendio Equipada) o los hidrantes que, mediante mangueras, suministran suficiente caudal de agua a todos los rincones de la instalación a la que protegen, los B.I.E.s además incluyen las mangueras y lanzas indispensables para su uso.    Si bien son un medio eficaz y económico para enfrentarnos a un incendio, necesitan de cierta capacitación previa; además, frente a un conato, pueden producir más daños (por la acción del agua)  que beneficios.
2º,2º - Equipos automáticos.
Aquellas instalaciones diseñadas para conectarse o desconectarse de forma automática o por activación humana, pero que luego funcionaran sin necesitar de la intervención del hombre; suelen usar como agente extintor el agua o cualquier otro almacenado en un contenedor presurizado.           Como ejemplo podemos señalar los sistemas de agua por difusores (sprinkler) que por lo general protegen edificios y barcos o los alojados en campanas de cocinas o maquinarias e instalaciones industriales; si bien su uso no supone un riesgo para el operador, incluso a menudo no dependen de su presencia, solo cubren los riesgos de zonas muy concretas y dependen de instalaciones a menudo costosas que necesitan de mantenimiento oportuno.
3º - Equipos portátiles.
            Los más conocidos de este grupo son los extintores, se componen de un mecanismo difusor y un tanque de almacenamiento del agente extintor, presurizado o dependiente de presurización de un gas almacenado en un botellín; son ideales ante conatos de fuego, pero ineficaces frente a fuegos de grandes proporciones, puesto que su eficacia depende de la capacidad de su depósito; ese es el motivo por el que debe haber extintores por todas partes, adecuados al riesgo que cubren, pues el tiempo entre la detección del fuego, localizar el extintor y regresar hasta el lugar del conato,da una ventaja fundamental al incendio, escapando del rango de eficacia del propio extintor, observa el video adjunto para que veas lo que puede pasar en tan solo 48 segundos.

En la parte positiva considerar que no suelen necesitar de conocimientos muy complejos y por tanto hablaremos de ellos con más detalle en capítulos posteriores.
4º - Otros equipos.
            Pertenecen a este grupo entre otros muy específicos, las mantas apagafuego, de tejido muy tupido difícilmente combustible; normalmente las encontraremos en las cocinas, cerca de las freidoras; son muy útiles para apagar por sofocación fuegos concentrados como los que se producen al prenderse el aceite de las sartenes; también sirven para envolver a una víctima con las ropas prendidas o usarlo como capa o pantalla protectora si debemos pasar cerca de las llamas.  Un apéndice que creo es muy conveniente aclarar, si se nos prenden las ropas, no debemos correr, esa acción oxigenará aun mas las llamas, como si las sopláramos, lo ideal es tendernos en el suelo y rodar, si fuera un compañero el afectado, deberemos extinguir las llamas con cualquier tela de fibras no sintéticas, mantel, camisa o tierra si no peligra la salud de la víctima, etc.
5º - Otros equipos no profesionales.
            No solo contamos a nuestra disposición con equipos diseñados exprofeso para la extinción de incendios, si observamos nuestro entorno con cierta imaginación seremos capaces de encontrar numerosas cosas que nos pueden servir para extinguir un conato, manteles, ramas, refresco, arena o tierra, café pueden ser perfectos para combatir un  incendio en su fase incipiente.

            Es el momento de realizar un análisis de los medios de extinción de incendio que hemos descrito.           Hay un elemento común a la mayor parte de ellos del que depende su eficacia, NOSOTROS. De nuestra intervención, capacitación y empeño dependerá en gran medida el éxito frente al fuego, por ello es tan importante nuestra preparación y sobre todo la práctica que por desgracia no podemos ofrecer desde estas líneas, pero que muchas empresas responsables ofrecen a sus trabajadores mediante talleres o simulacros y que es obligación nuestra aprovechar al máximo.           Entre todos los medios mas o menos sofisticados que podamos tener a nuestro alcance, el más económico y a su vez el más eficaz es la prevención; el mejor accidente es el que no llega a ocurrir y si ocurre, encuentra frente a él a personas prevenidas dispuestas a no permitir que pase de la fase de conato, en una gran medida es una responsabilidad nuestra; los accidentes no existen, siempre son el fruto de hacer lo que no se debía o no haber hecho lo que debía hacerse, bajo el nombre de “accidentes”  se ocultan un sinnúmero de despropósitos que han desencadenado en una fatalidad, piensa un rato en esta afirmación.